Descreída de que el horizonte
nunca pueda alcanzarse, una mujer empezó a caminar y llegó hasta él. Caminó
días y días sin desanimarse de verlo siempre a la misma distancia. Siguió
caminando noches y noches durante las cuales seguía imaginándolo y deseando
alcanzarlo, sin verlo. Un amanecer descubrió que el horizonte había cambiado su
condición de nítida línea que une el cielo y la tierra por otra que se
difuminaba perdiendo precisión y ganando
amplitud en el espacio. Comprendió que estaba cerca y apuró la marcha.
Varios días después, llegó.
El horizonte, contó después, es una enorme pared de luz que se fragmenta
en múltiples figuras geométricas, líneas, círculos, óvalos, que no se pueden
atravesar. Sin embargo, la pared de luz es blanda y las figuras se arman y
desarman fluctuando verticales en el espacio infinito. Mis pies llegaron a su
límite y sentí que no había más suelo sobre el que seguir caminando, una
sensación de precipicio, dijo. Para probarlo, en ese borde se afirmó sobre el pie izquierdo y extendió el derecho hundiendo la punta en la
pared blanda, y entonces los óvalos, círculos y líneas de bordes redondeados de
luz se movieron, ondulantes como si hubiera agitado su reflejo arrojando una
piedra a un estanque.
2 comentarios:
mirá vos! se puede llegar al horizonte y hay una pared allí! (bonito texto, Isa)
Luka
hermoso!
ani
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