La narradora y poeta rosarina Celia Fontán acaba de presentar en Buenos Aires su libro Herbarium. Con su delicada y sutil fantasía cuenta los pormenores de una alucinada vida vegetal: flores que florecen en laboratorio después de miles de años congeladas, un hecho fantástico éste pero de estricta realidad, y otros que detallan lo irreal con tanto realismo como ese florecimiento: unas rosas que devoran en los jardines y otras que aúllan en las arenas del Sahara, campos de húmedos helechos, árboles que miran, perfumes vegetales que huelen a carne muerta en la hondura de las selvas, herbarios que despiertan en la noche y recuperan la circulación de su savia, y así más y más hallazgos recolectados en una naturaleza maravillosa a la manera de los antiguos exploradores que detallaban los hallazgos de los viajes en las botánicas fabulosas de su época
El árbol de los ojos
Durante años buscó el árbol de los ojos. Sabía de su existencia por testimonios de viajeros y grabados antiguos. Deambuló por los bosque más intrincados, interrogó a nativos de mil lenguas con gestos y palabras aprendidos trabajosamente en diccionarios de idiomas casi extintos. Finalmente dio con él. El árbol permanecía con los ojos cerrados en el sopor de la siesta. Esperó hasta el atardecer pero pudo más el cansancio y se quedó dormido. Al despertar se sintió atravesado por una nube de ámbar. Nunca nadie lo había mirado así. Los párpados del árbol eran afelpados como los de una gacela y sus ojos claros lo miraban sin asombro, como si hubieran sabido desde siempre que él iba a llegar.
Publicó La mariposa y la iguana.
1 comentario:
Qué belleza ese árbol que mira! Cómo consigo el libro, por esa editorial, no?
Ani
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