Por Ruta 2, yendo de Buenos Aires
a Mar del Plata un poco antes de Dolores,
se lo descubre mirando hacia la
derecha. Se puede bajar al camino
vecinal y adentrarse unos cinco o seis kilómetros para disfrutarlo de cerca y entrar en él. Es un campo de varias hectáreas florecido de
luces. Hay árboles altos, ya muy desarrollados, que se cubren de lamparitas de
luz cálida en primavera. Hay grandes canteros de elegantes espirales de luz blanca. En una lomada crecen y se
multiplican las luces LED redondas de muchos colores y por
los senderos internos se camina entre los fragantes empotrados de piso. El
diseño del campo es radial y en el centro se destaca la maravillosa enredadera
de miles de lámparas diminutas que desde el anochecer parecen haber atrapado
todas las luciérnagas del mundo. Cuando la noche es despejada, el campo parece
un pedazo de cielo estrellado caído sobre la pampa. Cuando la noche es
neblinosa las luces flotan en el espacio y se difuminan creando una provocadora
confusión entre arriba y abajo.
Los trabajadores luceros que lo
atienden son jardineros expertos que han logrado retener y desarrollar las semillas de luz. No cobran
por su trabajo más que a voluntad lo que cada visitante quiera dejarles. El
campo solo cierra los lunes.
IG
3 comentarios:
Ohhh...!
se me ha pasado por alto, la próxima voy a verlo
Ana
Precioso, mágico!!
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