Soy de los afortunados que ahora no
padecen cortes de luz, aunque los he padecido otros veranos. En mi casa
todo funciona, al menos hasta ahora. Es
mucho, parece privilegio, en la ciudad
de la furia que es Buenos Aires. Recuerda a algunas películas futuristas en las cuales se pinta negro el
porvenir, colapsado, destruido, impiadoso.
La ciudad agobiada por la temperatura, lo está también por el abandono
total de los Sin Luz por parte de los políticos. Se han desentendido de actuar de cualquier manera práctica, y los bloques K y PRO de la Legislatura no han
dado quórum para tratar la emergencia eléctrica en una sesión especial pedida por
legisladores del FIT y acompañada por Verde Alameda y MST. Pero seguramente están maquinando qué hacer
con Edesur y con Edenor que a estas
alturas pesan como vacas upa o queman como papas calientes. No es difícil
imaginar las alternativas: un tarifazo
en regla, con el argumento de que entonces sí les será posible invertir en
infraestructura eléctrica, o estatizarlas, dando una vuelta campana luego de las
privatizaciones noventistas, y
cumpliendo la regla de que el Estado privatiza empresas cuando son rentables y
las estatiza cuando dejan de serlo. ¿No?
Mientras, doña Edesur y doña Edenor son un modelo de corte de rostro. Se lavan olímpicamente las manos
operando con la ausencia por lo cual no hemos tenido el gusto de ver a algún
responsable ofrecer algo: una disculpa, una explicación, una perspectiva, un
plazo, un teléfono donde atiendan humanos, unas cuadrillas que además de número
suficiente no estén tan lamentablemente tercerizadas. Y no hay ningún plan para
una emergencia de este tipo. No hay
nada. Es impresionante la resolución
eléctrico-política para abandonar a los Sin Luz.
¿Y qué se podría hacer en la emergencia además de bailar la desesperada danza de la lluvia que
clama al cielo por agua en cada corte de calles? Algunas ideas fueron planteadas en los
proyectos que no tuvieron sesión: eliminar el gasto energético innecesario,
como el de marquesinas y carteles, y la iluminación inútil de edificios, y
¡oh!, la de los shoppings, que el lunes 23 festejaron el aquelarre consumista de la Noche de
los Shoppings a toda luz hasta las
cuatro de la madrugada mientras innumerables vecinos ya llevaban días sin
energía; contratar técnicos electricistas
para aumentar las cuadrillas, contratar equipos electrógenos por comunas
y organizar su instalación, entre otros puntos.
¿Y qué más?
Charlo con el encargado de mi
edificio. Él dice, pensando en el agua: somos 95 mil encargados en Buenos
Aires, que manejamos las bombas y los tanques de agua; podrían convocarnos a
través del sindicato para organizar
asistencia entre edificios: el que puede llenar su tanque de agua porque tiene
electricidad que cargue por medio de algún tubo o caño el tanque del edificio
de al lado; o que convoquen a los
bomberos a llevar agua en sus carros. O
que llamen al ejército a que se ponga a trabajar. Y no
hay duda que habría muchas cosas que se
podrían hacer en la emergencia, pero no
hay ningún plan y no hay ningún responsable interesado en hacer algo. Lo que ha
surgido son incontables iniciativas solidarias, de vecinos que se prestan
ayuda, como ya ha ocurrido en otras circunstancias. Y bronca en las calles, que
milagrosamente se contiene todavía
en protestas respetuosas y no se ha desatado con furia
contra edificios o personas.
Y lo demás es esperar al cielo.
2 comentarios:
Sí, esperar al cielo bailando la danza de la lluvia porque si esperamos a doña Edesur y a dona Edenor y a sus amigos políticos estamos fritos (literalmente, fritos sobre el asfalto)
yo no escuche ninguna explicacion coherente de por que pasa esto, le hechan la culpa a la ola de calor, a que se construyeron muchos edificios , a que los usuarios no le avisan a las empresas q se compraron un aire acondicionado nuevo..pelotudes como esas. Yo creo q el problema es que las empresas siempre abaraton costos y EL ESTADO NUNCA CONTROLA NADA, ahora si el estado es incapaz de controlar a las empresas, sera capaz de retomar su control y administrarlas?
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