Como mis allegados (y lectores) saben vivo en Alto Camet, uno de los barrios que rodean al Parque Camet, en la zona norte de Mar del Plata. Muy cerca de Las dalias, otro de esos barrios cuya sociedad de fomento impulsa y abre espacio a muchas actividades, además de las específicas barriales, o las acompaña. En esa sociedad de fomento funciona la Biblioteca popular Elena Ekimoff, que fue recuperada y es gestionada por vecinas y vecinos.
Entre muchas de sus tareas desde hace unos meses la biblioteca se propuso
establecer las “paradas lectoras”, la
instalación de una pequeña biblioteca en paradas de colectivos del barrio y en el Parque con
libros a disposición de quien los quiera, para grandes y chicos, circular o no.
A veces tuve el gusto yo misma de llevar
libros para llenar la “bibliotequita” que de color celeste y con su puertita
protectora se había vaciado en la parada lectora de Beltrán y Ghandi, un cruce
importante en la zona. Daba alegría ver
que se había vaciado.
Pero en días pasados la bibliotequita de esa parada lectora fue
vandalizada. Nuevamente, porque antes ya la habían roto. Ahora apareció quemada, negra de
hollín las maderas, los libros desaparecidos en fuego y humo.
¿Quién o quiénes la quemaron? ¿Quiénes pueden sentirse enojados, molestos,
ofendidos por unos libros disponibles públicamente, hasta el punto de quemarlos? ¿Quieren impedir la
lectura? ¿O qué están diciendo, qué quieren expresar?
¿Algunos de ellos habrán quemado las pequeñas bibliotecas de las paradas?
Rodríguez Alzueta se extiende y profundiza mucho más en sus artículos y
libros, que se encuentran disponibles en la web. A mí me queda esa pregunta
como búsqueda de explicación que comparto, tratando de comprender aunque no por eso
deje de doler. Y también queda la firme
resolución de la Biblioteca Ekimoff de seguir reconstruyendo las paradas para
que sigan siendo lectoras.