lunes

Hoy, lunes 10, presentación


Hoy, a las 19 hs., la escritora marplatense Carolina Bugnone me acompaña en la presentación de Un día en las vidas de Jorge-Matías, en la Feria del Libro de Mar del Plata. 

La 12° Feria se inauguró el viernes pasado y se extenderá hasta el 23, con editoriales y librerías locales y nacionales, y múltiples actividades: presentaciones, talleres, debates, conversaciones, para grandes y chicos, con todas las temáticas posibles.

miércoles

Entrevista


Rumbo a la 12 Feria del Libro de Mar del Plata, para presentar la novela Un día en las vidas de Jorge-Matías,  la escritora marplatense Carolina Bugnone  me entrevista para su columna Arte y Literatura, en Radio De la azotea.
Desde los once minutos (antes, el interesante proyecto PH 15)











sábado

Invitada a la Feria del Libro de Mar del Plata


Estaré en la Feria del Libro de Mar del Plata! Qué alegría! La Feria me ha concedido lugar  para dos presentaciones:

Lunes 10:  la novela  Un día en las vidas de Jorge-Matías, publicada el año pasado. Es un orgullo que me presente la escritora marplatense Carolina Bugnone

Viernes 14:  los Cuentos de bibliotecarios, difundidos por Internet desde este blog. Es otro alegre orgullo que me acompañe la bibliotecaria Claudia Antognoli. Todo lo que tenemos para decir!












Jorge-Matías en Mar del Plata

MI Jorge-Matías, personaje de la novela, se fue a Mar del Plata. Editado por La mariposa y la iguana https://edicioneslamariposaylaiguana.blogspot.com.ar/, los marplatenses lo pueden encontrar, joven porteño necesitado de respirar cerca del mar, en la librería-espacio cultural, Polo Norte http://polonortemdq.com.ar/      


martes

13/9 Bibliotecario aficionado

Es un bibliotecario aficionado...pero qué aficionado!

¿Sabías que Keith Richards organiza su vasta biblioteca utilizando la CDD?

El guitarrista y fundador de The Rolling Stones, Keith Richards se ha volcado a organizar su enorme colección de libros clásicos y contemporáneos que lleva recolectando desde hace décadas, siguiendo el sistema de clasificación usada por las principales bibliotecas públicas del mundo, el sistema Dewey.




Incluso se planteó recibir formación profesional para gestionar ese vasto conjunto de libros que cubren las paredes de sus mansiones de West Sussex (Reino Unido) y Connecticut (Estados Unidos), tal como confiesa en su autobiografía Life.



Richards se declara en realidad un ratón de biblioteca. Son incontables las fotos en que se lo muestra apropiándose de las habitaciones de hotel, desperdigando calaveras, guitarras, pañuelos y libros. El otro Stone que tiene una afición por hacer propias o mas hogareñas las despersonalizadas y caras habitaciones de hoteles es Ronnie Wood, que mata los tiempos muertos entre show y show pintando oleos de la habitación de turno y de sus compañeros de banda.



Como buen bibliotecario que se precie, Keith  intenta ganar para la causa de la lectura a familiares y amigos, por eso, los invitados a su granja de la campiña inglesa, suelen encontrarse por toda la casa con algunas de las obras favoritas del anfitrión, cuyos gustos se decantan hacia Bernard Cornwell Len Deighton, la historiografía de la II Guerra Mundial y, por supuesto, de la música.



Es celebre su frase sobre la biblioteca pública: "Cuando creces, hay dos instituciones que te afectan especialmente: la Iglesia, que pertenece a Dios, y la biblioteca, que te pertenece a ti. La biblioteca pública es enormemente igualitaria."
Palabra de un Rolling Stone.



Fuente: El País y Papel en blanco
Fotos: Las fotografías pertenecen a la visita de Keith Richards a la Biblioteca Pública de Nueva York.

sábado

Tarjeta de presentación en tiempos del whatsapp


Presentarse ante otros con una tarjeta personal, impresa,  es antiguo y aún se sigue manteniendo, sobre todo en circunstancias laborales. Supo tener un uso distinguido entre las clases altas según se lee o se ve en novelas y películas de época, cuando el visitante deja su tarjeta en una bandeja de plata y una mucama o un mayordomo estirado la recoge para llevarla ante los señores. Pero la época del celular y del whatsapp ha arrasado con las tarjetas impresas aunque no con las presentaciones. Leo las que hacen algunos de mis contactos según se definen a sí mismos en sus mensajes de estado del whatsapp, con mucha más gracia que la que podría contener una bandeja de plata:
Buscás un cielo abierto, lejos del dolor, reconoce una con poesía, y otra que tiene textura y decisión dice: Acariciando lo áspero. Hay uno que ya definió con claridad: De la necesidad, virtud (dada la época tal vez sea recomendable para todos). Ya se ven los tigres en la lluvia, se presenta otro con el enigmático verso de una canción, y otro más ruega con humor No te vayas…sin devolverme!
Un  contacto estaba Enamoradísimo  hasta ayer pero hoy ya no se presenta así sin que se pueda saber si se des-enamoró o simplemente quiso borrar su presentación para disfrutar de su estado con privacidad. Cada cual con lo suyo subraya otra, sentencia aplicable a muchas situaciones, desde los cepillos de dientes hasta los divorcios.
Tengo un conocido que está siempre En el trabajo aunque no lo esté el domingo a la tarde o el miércoles a las diez de la noche (espero que simplemente se haya olvidado de actualizar su estado). Hay otro que no puede contener su pasión y debajo de su nombre  alienta a su club: Vamos, Decano.
Otra deja correr su expectativa con Esperando que la vida me sorprenda. ¿Y el mío?  Yo retomo un verso de otra canción y pido: Hoy puede ser un gran día, dame una oportunidad.


domingo

Pachamama en Buenos Aires



Acompañando la celebración por la Pachamama hoy estuve en una de sus fiestas. Se el agradece, se le pide, se la cuida, y se le ofrece toda clase de bebidas y alimentos que se vuelcan en un hoyo en la tierra. Mientras, suenan las cajas y cantan las copleras. 

En la larga cola para llegar al hoyo de las ofrendas algunos impacientes reclaman, con discreción, por la espera, y una mujer dice: 
- No es la cola del supermercado. Hay que ser paciente, la tierra es paciente. 
Después de mi ofrenda me levanto y me dirijo  a los chicos que nos cubrieron con un poncho y nos alcanzaron cada una de las bebidas y alimentos y les digo "gracias". Una chica sonríe y me dice: "a ella". 
A la tierra. 











jueves

Brujas en las calles de Boedo


Salía anoche de un supermercado chino sobre Independencia y José Mármol, y caminaba distraída y contraída por el frío,  cuando de improviso una bruja me detuvo en la vereda.
— Tenés mucha luz — me señaló, cortándome el paso y sin ninguna introducción—, veo la luz que te rodea.
Me ha interceptado segura, se ha colocado muy cerca de mí y me clava la mirada al hablar. No espera  pregunta o comentario y sigue.
— Tenés un aura muy luminosa, la veo desde que saliste de ahí — y señala con un  gesto de la cabeza la entrada del super chino —. Vos tenés mucha fuerza, tuviste que pasar muchas cosas difíciles, sobre todo hace catorce años, pero nunca bajaste los brazos y diste pelea  — remarca,  y yo, que la escucho con secreta delicia porque me complacen y me divierten estas interpelaciones, hago la cuenta: hace catorce años era 2002. Claro que las cosas estaban difíciles. Para todos.
—Tu familia  tenía muchos problemas laborales pero tu fuerza la ayudó a superar las cosas malas,  enfermedades, falta de trabajo, abandonos…Tenés unas capacidades que no usás del todo, si las usaras podrías mejorar mucho más tu vida y ayudar a los demás con tu bondad.
Me retiene hablándome con una voz melodiosa y serena pero su mirada fija está atenta  midiendo mis expresiones. Sigue prodigándome halagos extrasensoriales que ella desprende de lo que me ve,  ahí en la vereda, parada frente a mí, y parece que no me encuentra nada malo ni débil y que mi aura resplandece. Me entra curiosidad y detengo su torrente benéfico para preguntarle porqué me interpela así, sin conocerme y sin que yo la buscara.
  —Porque soy vidente — me explica.

Me lo dice con naturalidad, como si fuera que su condición justifica detener a desconocidos no videntes en la calle y hacerles notar lo que ellos no pueden observar. Y después de mi pregunta y de su respuesta el diálogo ha terminado, la videncia se agotó. Ella ve que estoy por seguir mi camino y se adelanta.
— ¿Me das algo para hacer unas compras? — me pide.
Entonces la observo con atención: tendrá unos cincuenta años, el pelo rubio recogido en una cola, un viejo abrigo tejido que le cae grande y deforme, un changuito, que no ha soltado mientras percibía mi aura,  lleno de pequeños cambalaches, y la mirada más atenta todavía, calculadora.  Le doy diez pesos.
— ¿No me darías veinte que tengo que comprar comida para mis hijos? — me reclama con su dulce voz.

Meneo la cabeza con cierta irritación: no me dijo primero a cuánto ascendía su tarifa adivinatoria. Así que  giro y sigo mi camino y creo que ella también gira y sigue el suyo, pero yo no me doy vuelta para ver cómo se esfuma en la noche fría de Boedo. 

miércoles

Un día en las vidas de Jorge-Matías en La balandra



En La Balandra, revista de narrativa y del oficio de escribir, el post de mi novela Un día en las vidas
de Jorge-Matías. Gracias, balandreras!


domingo

Rostros e historias de Latinoamérica en un viaje mochilero

Hará unas tres semanas, una tarde lluviosa de sábado en que editoriales independientes y escritores hacíamos un acompañamiento a la
Biblioteca Nacional, conocí a Gustavo Sanabria. Gustavo, un muchacho colombiano que al terminar sus estudios se había tomado unos meses para viajar por tierra desde su país hasta Argentina, también se había acercado a la feria-actividad. Y estando allí me cuenta que ha terminado filosofía y que es dibujante y escritor, y que viajaba trabajando, quedándose un poco en cada lugar, conociendo, guardando la experiencia, coleccionando vivencias. Y dibujándolas en una carpeta que me muestra, dibujo por dibujo: gente de los puertos y ríos peruanos, de los suburbios y los pueblos ecuatorianos, de las ciudades argentinas, gentes variadas: ex guerrilleros, madres, changarines, tatuadores, campesinas, cocineras, marineros, murgeros, toda clase de gente latinoamericana. Y de otros países que andan entre ellos: gringos, alemanes, francesas...
Me admiran sus dibujos de líneas simples y contundentes y de expresión tierna. Me cuenta que cuando vuelva tiene el proyecto de editar en un libro  este trabajo suyo de haber dibujado estos rostros de Latinoamérimca y de recordarlos en sus circunstancias: en los campos, las cocinas, los hostels, la selva, las montañas, los barrios de Buenos Aires. Hasta entonces va presentando partes en su blog  http://mardoquea.blogspot.com.ar/

Tomo de su Mardoquea este fragmento que navega por un río amazónico llevando gente con nombres de países


La tripulación.


A César lo conozco en la lancha en que viajo de Yurimaguas a Iquitos. Iquitos es una ciudad aislada en la selva, de una cultura tan criminal como Nueva York y tan mágica como Macondo. En esta lancha conozco a un grupo de viajeros que hacen divertidas las largas jornadas en los ríos amazónicos. Y como César nunca se aprende nuestros nombres, siempre nos llama de acuerdo a nuestra nacionalidad. ¡Argentina, venga para acá! ¡Deje de coquetear con las francesas y comparta un cigarro conmigo! Unos meses atrás, Argentina renuncia a sus estudios de ingeniería luego de una crisis nerviosa y emprende un viaje para relajarse. Pero no logra mucha tranquilidad, pues César siempre interrumpe sus momentos de paz. Tan extrovertido como César es Perú, un artesano llamado Miguel, que compite con Venezuela, a ver quién canta más canciones. Perú me dice, oye Colombia, eres extraño, por momentos eres tan ruidoso como nosotros y luego de pronto te vas a tu hamaca a gozar del silencio. Yo acepto el cumplido, me voy a mi hamaca y al rato voy a conversar con las francesas. Les pregunto ¿qué es la culpa? Y responden sacando una bolsa de tabaco que ellas mismas cultivaron.