jueves

Otra inundación...

En el día de hoy, tres después de las terribles  inundaciones en la ciudad de Buenos Aires y en La Plata, cuando restañamos las heridas de las inundaciones como podemos:  donando, trabajando, recolectando, dando a conocer y sufriendo,  y cuando los dichosos que no perdimos a nadie ni a nada, ni siquiera a un almohadón,  podemos preguntar a los demás, con la seguridad de los pies secos:   "¿tuviste problemas con el agua?", para escuchar a veces "sí", a veces "no",  y  recordando  que a fines de este mes se cumple el 10º aniversario de la inundación de la ciudad de Santa Fe, y que otras inundaciones se han multiplicado recientemente, como la de Tartagal en 2009, por  nombrar la segunda que viene a la memoria,  no deberíamos dejar  de lado nunca, pero nunca jamás, las razones por las cuales se multiplican estos desastres: especulación inmobiliaria desatada, con acuerdo gubernamental, que construye a mansalva en las ciudades;  desidia gubernamental, que no contempla la más mínima atención de la infraestructura ni atiende a su desarrollo de acuerdo al crecimiento urbano;   colapso de la infraestructura por insuficiencia absoluta, y en el campo, agronegocio a matar, para que así,  con los elementos ordenados en la cabeza, podamos imaginar una larga hilera de los muertos y de los sobrevivientes de esta vida precarizada, de los que después del desastre apenas   imploran al cielo  "que deje de llover", una vida de tan bajo precio que se convierte en un Gran Barata, y que nos manda a morir en un tren fuera de normas o bajo una lluvia  fuerte, para que nos sea posible  sostenernos en pie en medio de la crecida y, sin rendirnos,  soñar que es posible recuperar este sueño perdido en las sudestadas y las inundaciones  y despertarlo revolución


"Otra sudestada"  (fragmento) - Bersuit Vergabarat

Y yo te ofrendo esta bronca 
pa´ que la lleves al mar, 
pa´ que no lloren los míos, 
rodillas en la ciudad. 
Y yo te pido esa fuerza, 
toda tu cruel decisión, 
pa´ que este sueño perdido 
despierte revolución. 
Y yo te ofrendo esta bronca 
pa´ que la lleves al mar, 
pa´ que no lloren los míos, 
rendidos en la ciudad. 
Otra sudestada...
http://www.youtube.com/watch?v=sfHBwzaLWJk

sábado

24 de Marzo: memoria de bibliotecarios


En memoria de los bibliotecarios y trabajadores de bibliotecas desaparecidos,  y para concretar aquellos anhelos en el día de hoy, ver la entrevista a Silvia Fois, integrante de la comisión de homenaje

Entrevista a Silvia Fois





viernes

Pecanes

¿A qué les suena la palabra  "pecanes"? Primero, a mí me sonaba lejanamente a tucanes.  Después,  en un eco detrás de la conciencia,  también a mezcla de pecas y canes.

Por ese eco de  canes pecosos,  o algo así, se me formó la figura de algún animal que aún pudiera andar por el Tigre: un pariente del yaguareté, alguna  bella bestia  de cuatro patas  con pelos y manchas (pecas) sobre el lomo. Sigilosa, de tonos marrones, espiando entre la vegetación de las islas. ¿A ustedes no?

Y luego sobre el eco de "pecanes"  se me montaron los secantes, por eso de una remota  homoninia en espejo, vieron...Recordé unos secantes rectangulares, de color blanco, que usaba cuando estaba en la primaria y el uso inexperto de la lapicera con cartucho de tinta dejaba un reguero de manchones sobre las hojas Rivadavia. Era imprescindible usar pecanes para salvarlos.

Al fin, ni secantes ni  pecas ni canes ni tucanes   acallaron el  eco  y busqué en Google (por supuesto). Resulta que "pecán" es una variedad de nueces. O sea, los pecanes son unos nogales y también sus frutos.
Listo. Se satisifizo la curiosidad y se abrieron las ganas de probarlas. ¿Ustedes no?






lunes

¡Tuiteros del mundo, uníos!

En el trabajo "Nuevas formas de significación en red: el uso de las  #etiquetas en el movimiento 15M", de la lingüista Laura Menna, se analizan los tuits en sentido semiológico y político, y se describen los usos de los hashtags en la lucha y  organización del movimiento de los indignados en España.


http://elies.rediris.es/elies34/Tesina_L-Menna.pdf

viernes

MOVIMIENTO DE MATERIAL un cuento de bibliotecarios


Esta mañana, al entrar a la biblioteca, Juan ve que las series  monográficas que ayer estaban en los estantes  hoy están en una caja. La caja parece una de las tantas listas para donar pero  tiene  arriba   un cartelito escrito a mano  que dice “Para   canje”. En cambio, las que ayer tenían un cartelito que decía “Para  canje” ahora tienen otro que dice “Para  revisar”.
Ayer, lo que se iba a revisar se separó en dos grupos: uno, para  pedir opinión a   usuarios directamente interesados en ese tipo de material por si valía la pena ingresarlo  al fondo bibliográfico o podía descartarse,  dando por supuesto que habría mucho  para descarte, y  otro para canjear. Pero los usuarios invitados a opinar no se hicieron presentes y ahora habrá que revisar lo que se suponía que se podía descartar.
Juan trabaja con lo que hay que revisar. Ubica a lo que hay que revisar en los estantes de más arriba  y en los de más abajo hace lugar  a  lo  que se va a canjear. Antes, las revistas y libros para canjear estaban más altos pero esos estantes se ocuparon con una donación, que llegó intempestiva   y    desplazó  sin compasión  a lo que había que revisar, y lo que había que revisar desplazó desde sus cómodos estantes  hacia cajas de cartón a lo que sería para  donar. Y lo que era para  canje cambió de ubicación. Cuando cambió de ubicación obligó  a las series monográficas a correrse y  a  gran  parte de  los libros  para  canje y donación  a vivir en cajas hasta ser efectivamente canjeados o donados. 
Entonces, lo que se iba a revisar quedó en dos ubicaciones separadas por la donación  recibida. Una parte de lo  que había que revisar se fue corriendo poco a poco y ocupó unos estantes todavía libres, pero durante el año los estantes se han ido llenando con los  nuevos ingresos, y desplazando también   a lo dispuesto para donar.
Antes de ayer lo  que estaba para revisar ocupaba el espacio  del material  nuevo para ingresar. Hubo que hacer más  lugar y lo que era para canjear fue corrido, en espera de que al ingresar los materiales y ser ubicados definitivamente, se liberara ese espacio.
Mientras, lo  que está para donar se corrió cerca de la puerta,  como si la proximidad de la salida pudiera apurar el trámite para su ruta.
Eso fue antes de anteayer.
Hoy, lo que se va a revisar ocupa el lugar de lo que se iba a canjear, lo que se va a canjear está donde estaba lo dispuesto para donar, lo dispuesto para donar está ahora mismo donde antes estaba lo que se iba a revisar, lo ya revisado tiene un apretado lugar junto a lo ingresado y la donación quedó  donde está el material para ingresar. 

Chávez


martes

Baratatut or baratat: nierque pi mule, nierque pi tramán.



Ot cras zama, baratatut lime nierque vas ti resmo  pi vas  itrucón. Quartirhollo Itrucón pi resmo caroba tos lomane mo tralla, i conzato lim acoba filum: pi baratatut.
Ot cras zimún, baratatat gole ti minto lum, ti minto román. Quartirhollo da caroba mosa comín pi mosar, illo brata ne: pi baratatat.

Tolen ot nierques limuta i besore yeme, baratatut ome  velotto comán. Ene rimún, ¿baratatut nierques dolome cus visoro baratatat?  Pirque mule querrén: ¿dine mo laso morcalín pune baratatut cus baratatat? Reco  trallín  tos mara ponen torná: ot cus viraco vis ramán, ot cus lomane eto bamade, ot cus nelloto mo conzato. Nine tra.

Binte, ot pune retolo  lafosul tore pi ramán, or tore pi itrucón.  Ot cus…membrilloa lomán.

Nierque querrín: ¿baratatut or baratatat?

Ahhhh, pile, pile, pile…¡ébilas nirag!

jueves

Orejas karenianas

Empecé un curso de Pensamiento Lateral. Me causa mucha gracia este curso, y el decir esto no  implica ni la más mínima ironía o burla.  Me causan mucha gracia los ejercicios que hacemos, y al decir esto quiero reivindicar la función de lo gracioso, lo lúdico, lo inútil, en el sentido de no productivo o rentable, no lógico, no del sentido común.

Tarea para el hogar: hasta la próxima reunión, el profe nos ha encomendado que practiquemos lo que él llama ejercicios en el "Open Poro". ¡Ja, ja! Dejar los poros abiertos pero no con crema demaquillante,  sino para que nos penetren percepciones o ideas  que habitualmente no  reconocemos, porque  no las estamos sintiendo o viendo aunque estén frente a nuestros ojos y sean grandes como elefantes.

No más oír esto, me vino a la mente algo que le ocurre a  Ana  Karenina (la de León Tolstoy), luego de un viaje en tren.  En la Rusia del S. XIX Ana y su marido mantenían un matrimonio de clase alta, correcto y aburrido, sin objeciones y sin profundidad. Pero Ana había conocido al conde Vronsky,  que luego será su amante, y que,  era notorio, también se sentía atraído por ella.
Cuando Ana llega a destino, su marido   la está esperando. Ana desciende del tren y por primera vez después de tantos años casada observa que su esposo tiene las orejas muy grandes, ¡unas pantallas de orejas!. ¡Tantos años casada con él y recién ahora lo nota! Ana se asombra de no haberlo observado antes.  No hace falta deducir que luego de notar que su marido es un orejudo serio y solemne, se sienta más atraída todavía por el  seductor Vronsky...

Bueno, eso...Observación, creatividad,  lateralidad...La realidad puede descubrirse, lo de siempre ocultar maravillas, sólo hay que percibir lo de siempre con los poros abiertos  para encontrar lo  nuevo o lo distinto que ha permanecido, quieto y callado,  detrás del velo de lo conocido.

(el Petiso Orejudo, abstenerse)

lunes

Banksy


El gran Banksy, artista inglés originariamente de arte callejero, grande por su calidad de artista y por su capacidad de mostrarse sin revelar su identidad, lo  cual no significa ni bueno ni malo, solo que resalta la capacidad del arte actual para incluir a tutti quanti. Más allá de los debates sobre el oculto Banksy, miren lo que hace la policía a Alicia, la del País de las Maravillas. Para  saber (o no saber) más sobre Banksy, se puede recurrir a su sitio
 y/o a la  Wikipedia








Otra de Bansksy:


miércoles

Los nombres y los días




Es fin de enero y para mí ya pasaron las vacaciones. Los gozosos de febrero cierran las valijas y se despiden saludando con aires de “el que ríe último, ríe mejor”.
Yo, que ya abrí y desarmé mi valija, empiezo lenta y  perezosamente los rituales del año. Uno de ellos: renovar la agenda  2013 y, observo, el índice de direcciones, esas que siguen estando en papel porque el directorio del celular y los contactos del correo electrónico no pueden contener ni resguardar todas las direcciones de mi vida.  

Primero renuevo la agenda tirando las páginas 2012. Miro las anotaciones: encuentros, obligaciones, recordatorios, a ciertas horas, en ciertos días. Ya pasaron, se deslizaron por el año anterior, se perdieron en el tiempo. Veo notas subrayadas, signos, círculos, llamados, alertas por asuntos a los que debí atender, mientras iba llenando las páginas de la agenda, una después de otra, una seguida por otra,  persistentemente.  ¿Adónde se fueron esos apuros,  esas previsiones,  aquellas esperas? ¿Qué más queda además de estas anotaciones con tinta azul?  Algunas me dan risa: arreglos o acuerdos que no se concretaban,  enojos, repetidos llamados y búsquedas,  visibles ahora como  huellas  sobre el suelo inmaterial del tiempo.

Y este año sí, después de varios años de no hacerlo, me tomo el  trabajo de renovar el índice de direcciones.  Me asombra su desactualización.  Familiares que ya no viven donde dice ni tienen este teléfono, tíos  y amigos muertos, compañeros mudados, ex compañeros, absolutos desconocidos: ¿quién es éste que dice acá? ¿Y ésta? No recuerdo porqué los tengo anotados, ¿habrán sido importantes en su momento? Y hay otros asentados en actuales categorías de indeseables, redundantes, inútiles.  A veces, no me reconozco en el registro de tal o cual, ¿para qué  anoté  a tal  o cual aquí si nunca, pero nunca,  lo voy a llamar? ¿Por qué sigo teniendo anotada a tal persona si no quiero  saber nada de ella?

Limpio y hago práctica quirúrgica sobre nombres y lugares, corto, arranco, y también añado. Anoto de nuevo sus nuevas direcciones, marco en el espacio  las señales donde hallarlos. Registro a los allegados para que no se me pierdan en el año que se deslizará nuevamente, para que sus nombres, y con ellos mi necesidad de saberlos presentes, no desaparezcan en el transcurso incesante de un día después de otro, uno seguido por otro, incansables.  Los registro también para reconocerlos a mi lado, de mi lado, en la trama laboriosa  de esos días que voy a tejer desde ahora mismo, cuando el año recién empieza, en una  urdimbre  que el próximo año me parecerá otra vez liviana y olvidable.